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viernes, 6 de octubre de 2023

Luis Moret y la pintura expansiva

 

Montse Masdefiols y Luís Moret a La Riera de Gaià 2008


Luis Moret y la pintura expansiva

Madrid 1929-Tarragona, sábado, 1 de agosto de 2009

Contexto

El arte contemporáneo llegó a Reus en el momento más adecuado: la transición a la democracia y las necesidades del cambio. Algunos de los artistas de Reus, Tarragona y comarcas, estaban contemplativos, pero pasaban cosas buenas, especialmente trabajaba el Grupo de Tarragona, donde se aglutinaban los artistas del Camp: Ramón Ferran, Luis Moret, Pascual Fort, Gonzalo Lindín, Alfonso Parra, Mariano Rubio, Jordi Secall y Emili Alba. También Un nus de Valls con Maria Teresa Sanromà, Jaume Solé, Joan Serafini, Joan Cunillera. Estos ya habían conseguido un buen nivel de expresión y asociación, eran los artistas más activos y productivos de la época. (1972-82)


sol de cereza,
pimienta en la voz,
cálido hueso


Despedida

Cuando llegué a Reus (1976), contacté con algunos de ellos y me interesó especialmente la obra de Luis Moret y su amable y abierta personalidad. Pasamos horas de debate; hablábamos de todo y tratamos cuestiones esenciales de la pintura y del arte, aspectos que no eran fáciles fuera de los ámbitos académicos. Cuando murió le hice un pequeño texto, una nota póstuma, pero tenía en mente hablar más extensamente lo que nos unía: el valor del proceso creativo y la importancia moral y estética que aporta el artista a la sociedad. Ahora encuentro el momento, pero no tengo voz y las ideas se tambalean: que me perdone si las palabras no son del todo acertadas.

Como Luis no era creyente, sólo queda un deseo compartido en vida: la estética de la realidad mental. 

Amigo Luis, espero tu conformidad y pido que un campo calmado y sensato sea el custodio de tu trabajo y la tierra fértil, la urna de tu alma.


los difuntos son
campanitas de plomo
para los vivos


Luis Moret 2001


Su obra

En contadas ocasiones podemos encontrar a un pintor que cuide el color, la formalidad técnica y la amplitud de registros que presentó Moret en la obra. Su lenguaje es colorista, expresivo, ordenado en campos precisos, solemnes y su mano es la de un maestro que se ha realizado en la acción de pintar. Disfruta de una paleta generosa, variada y melodiosa. Su pintura es grave en el tratamiento del color, potente en la construcción de la forma y sutil en la presentación de las armonías y gamas cromáticas. Son obras narrativas con los argumentos propios de la pintura actual. Siempre desarrollaba series en base a una idea que evolucionaba y al mismo tiempo, revelaba nuevas alternativas. Los temas son más o menos figurativos, aunque es una preocupación secundaria, en ocasiones la obra transcurre sin tema, es totalmente abstracta. Nunca despliega sobre el papel una mirada concreta, un referente directo de la realidad observada. Trabaja la figura insinuada, resumida, estilizada, fragmentada, como ideogramas disueltos en la pintura. Rostros, trozos del cuerpo, pájaros que se multiplican, heráldicas obtusas, nudos insolubles, geometrías que crecen y naturaleza recreada, son los temas representados. En el plano de la pintura, presenta iconos que vibran, susurran, gritan, se apagan o comparecen como una realidad formulada con el color y reforzada con la línea.


Pensamientos,

como las golondrinas,

vienen y marchan


Pensamientos

Los conceptos utilizados son argumentos que nacen de la pintura y se despliegan como módulos trabados en espacios narrativos, como si se tratara de viñetas que contienen valores separados y configuran unidades superiores. En ocasiones, son ideas fragmentadas, fractales que se explican en pequeñas unidades y todas ellas definen el sentido de una realidad superior.

Para Luis Moret el color era una cuestión mental, no era una realidad encontrada en la naturaleza. Él estaba abierto a las observaciones y los impulsos propios de la pintura, siempre que quedaran formulados en el cuadro con valores estéticos. La mayoría de las veces las formas no las pensaba en superficies cerradas, dentro de los límites del plano de representación; las series y también algunas obras, siempre proporcionan la sensación de continuidad y se despliegan en el espacio como una piel, un rollo de pergamino o un campo de color que podemos estirar hasta el infinito.


Quién no muere

soporta trece días

tus bendiciones


Ante el mundo

Era ante todo, una persona que pintaba para crecer y vivir de la pintura, y en la acción propia del pintor, desarrollaba un discurso entrelazado, argumentado y abrumador. Reflexionaba sobre ella y en ella se hacía, meditaba sus leyes para encontrarse entre el color y convertirlo en el medio de su vida. Conjugaba las armonías, delimitaba las formas y comprimía las estructuras geométricas de forma precisa. Jugaba con el contraste y el parecido con un reseguido de líneas cuidadosas y muy "cocinadas". Pensaba que las obras son una construcción orgánica que brota y se multiplica en todas las direcciones. Como lo hacen los fractales en la naturaleza, él presentaba lo pequeño y lo grande con la misma armonía; así podemos ver cómo crecen hasta que ocupan el campo visual completo.

Cuando murió le dediqué unos versos; aquí les dejo la dirección para recordarlo.

http://fenixlacomella.blogspot.com.es/2009/07/un-hogar-para-luis-moret_31.html 



Luis Moret en el taller de la Riera de Gaià.  2007


Al amigo


El sol ha estado radiante,

un reflejo de colores se ha filtrado entre las nubes;

¡me ha rozado los dedos!


Adiós al creador de los nudos y hexágonos,

colores vivos, negros tintineantes.

Luís Moret: el que creía en la pintura,

la veía crecer como las plantas,


¡en todas las direcciones, así se expande!




Aire
y aliento
a los amigos
que marchan y a
los que estamos heridos,
tatuados por el vaho del tiempo.
Hálito efusivo que atesoro entre rocas,
en su evocación paso las horas de invierno.
Sabéis que el tiempo ha estado cruel y atroz conmigo
pero me ha modelado los sentidos para mirar el sol cara a cara;
tributo que hoy atesora el tono de mis ojos y el musgo reseco de Alcor.

En solitario, ayer agonizó Luis Moret,
el que pintó junto al muralista Siqueiros.
Blanca la cama, blanca la pared, la cara blanca
en una estancia desnuda, sin abalorios.
!La ausencia de color fue su último lecho!


Marchar

En el instante de partir recuperó su lado dormido.
Abrió los dos ojos y miraba el cielo fijamente.
Con su barba blanca parecía un sufí iluminado.
Tálamo donde fundió la mirada para no ver.
O para ver la luz reverberante de la eternidad.

Las manos trémulas se cogían al aire.
Tomaban la ausencia como soporte.
Asideros tambaleantes buscaban la puerta del tiempo mineral.
En aquel instante entró la noche y,
las sombras se desgranaron como filamentos.

!Era el momento de las partículas ingrávidas!

La vida es un recuerdo pleno que excito,
cada instante lo animo hasta la muerte.
A los que me sucedan con amor les digo,
siento no poder dejaros en herencia mis alegrías.
Hoy me acompañan entre vagos sueños,
cantinela de una cruel letanía.

Pienso que cada cual siembra su éxitos,
riega con sudor sus fracasos y desengaños
y en el templo abierto del corazón
siente con fuerza el aura desfigurada de su rostro.
Sombra que se extiende por el cuerpo;
tiempo recóndito tejido a la vida,
trampa invisible que nos devora lentamente.

Los días suenan como campanas,
tañen de oscuro los años de juventud.
Como onzas de oro se pierden para siempre.
El final es cierto, todo cae en el pozo del dolor.

En la soledad vivimos, morimos en el olvido.

Cogidos de la mano le dije; nos veremos,
mañana al alba, ¡nos veremos!
Alcé el brazo como hago ante Fénix
y su última luz pasó entre los dedos.

El sol ha estado radiante,

un reflejo de colores se ha filtrado entre las nubes;

¡me ha rozado los dedos!


Adiós al creador de los nudos y hexágonos,

colores vivos, negros tintineantes.

Luís Moret: el que creía en la pintura,

la veía crecer como las plantas,


¡en todas las direcciones, así se expande!


el triunfador

gime en solitario

sus imposturas


Hexágonos. 2006


Hablamos

R.M. Estamos atravesados por cuantos de luz. Cada vez que abrimos lo ojos miles de inputs penetran en la mente, en el cuerpo, y nos informan de cómo son las cosas y qué relaciones tenemos con ellas. Las ondas electromagnéticas nos transforman y educan, han hecho los ojos y con ellos construimos el mensaje esperado y deseado. Se hace posible cuando la pintura incorpora el valor ético justo, la emoción acertada, la sensibilidad de la época y la palabra que la hace ejemplar. Cuando el tono, la dimensión de la pincelada, la serenidad de los campos de luz y la proporción se muestran ajustados, oportunos en el conjunto, la obra se muestra completa y serena. Vivos o debilitados, efusivos o calmados, los diferentes sembrados de coloración incorporan el tiempo verbal que merecen. El color puede estar apagado, encendido o cansado, pero al intervenir el tono que falta, despierta la pasión del conjunto de la obra, altera “las voces” ya existentes e incorpora la nota ajustada que hace vibrar a todas las demás. Es la luz que faltaba y, en su función organizadora, eleva, ordena y aclara el resto de la obra. Todo eso es así, opera como un cuerpo vivo, pero sin normas, cada pintor construye su lenguaje y tiene el secreto oculto en la mano. El momento más transcendente, excitante, subjetivo y místico, es cuando el pintor decide que la obra está terminada y no puede ofrecer razonamientos claros de por qué es así y no de otra manera. Sin palabras, tiene el convencimiento irracional de que no puede añadir ni quitar, la decisión es del duende y sólo puede callar para mantener la armonía del conjunto. En ese instante no es la razón la que gobierna la acción, es cierta verdad interior que sabe ver la compleja ecuación, sentir las contingencias que intervienen en el cuadro. Sale aturdido del proceso, pero ha confiado en la inteligencia preconsciente.


sólo el duende

dispone certidumbres

tan delicadas


L. Moret.  Rufino, el color habla con el papel y la mano conduce el discurso. Deja debates interesantes sobre lo que no puede confirmarse y aquello que sólo los gestos y el pincel insinúan. En pintura hay que decir muy poco con palabras, lo mejor es dejar que ella hable en la soledad del tiempo. Respire como un templo vacío y el cuadro se convierta en un espacio de reflexión y unión.

Para mí, la abstracción había llegado con la simplificación del símbolo, con el valor de la idea como concepto, con el signo en la tierra que crece como un rizoma, se multiplica sin más añadidos. Los campos y el color del sueño son ideados y fueron una constante desde hacía años y, la naturaleza como finalidad de la contemplación, no era otra cosa que el soporte para la meditación y la reflexión. La pintura fue mi vida y te dejo como albaceas, 



Otros discursos. La Riera de Gaià. 2007


R.M. Te entiendo y lo comparto. A esa experiencia le llamé Realidad Estética y la he trabajado y disfrutado cada día. La obra realizada a partir de esas experiencias, era el intento de mostrar aquello que pertenecía al lenguaje de lo real pero filtrado por el concepto. Moret defendía la pintura como epistemología, como camino para comprender aquello que se oculta en la caja de la mente. –Nada para bonito; decía. Pero valoraba el color, las sutiles veladuras, la gramática del pincel y el gesto; no se había desprendido totalmente de la estética, de la pintura gozosa. Todas sus composiciones son versiones interiorizadas del hacer, el pintar la pintura, un laberinto luminoso que, para él, se había convertido en arquetipo, en el lugar mítico recuperado. La pintura entendida así se hace nudo mental, mandala existencial, punto de encuentro con uno mismo y enlace espiritual con el mundo. Quizá la repetición de sus composiciones es como el anillo del eterno retorno, el regreso al lugar perdido, la voz de la sombra en la memoria que espera ser iluminada.


entre la calma

la búsqueda interior

es el camino


Luís, Montse: ¡amados…! que la luz sea un velo cálido para los dos y llene el viaje de color.

Rufino Mesa 

Tarragona 2023



 

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